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José Emilio Regodón-Comandante del BIO "Hespérides"
Dentro de unos días, el próximo 12 de noviembre, el comandante del Buque de Investigación Oceanográfica Hespérides zarpará desde el puerto de Cartagena para realizar su vigésimo quinta campaña antártica. Un año más, este buque de la Armada Española volverá a navegar el equivalente a una vuelta y media al mundo y cruzará hasta en ocho ocasiones el temido Mar de Hoces, una de las zonas más tormentosas del ‘planeta que separa Sudamérica de la Antártida, El Hespérides inicia esta singladura con un triple objetivo: ser un referente de excelencia en cómo hacer Ciencia, apoyar logísticamente a las bases antárticas españolas y de otros países, e impulsar la cooperación científica y diplomática con todos los países que visitará en el marco del quinto centenario de la primera circunnavegación del planeta de la Expedición Magallanes-Elcano 1519-1522.
Como cada campaña desde 1991, los militares de su dotación, junto con los ingenieros, técnicos y científicos darán lo mejor de sí mismos en el entorno menos amable conocido: el polo sur.. El comandante de buque, el capitán de fragata José Emilio Regodón, desvela este miércoles en la Universidad Politécnica de Cartagena sobre el Programa Polar Español, dentro del Foro Economía Sociedad.
La Campaña Antártica Española es un modelo de cooperación entre instituciones públicas y privadas al servicio de la I D i. ¿Qué destacaría del trabajo conjunto de los profesionales que cada año participan en esta expedición?
A bordo del Hespérides, al igual que en las otras dos ICTS (Infraestructuras Científico Técnicas Singulares) que se desplegarán en la trigésimo tercera campaña antártica española (las bases antárticas españolas "Juan Carlos I" y Gabriel de Castilla") se concentra cada año una fascinante acumulación de talento. Destacaría, sin duda, el privilegio de ver la cooperación diaria del personal militar (ya sea la dotación del Ejército de Tierra que gestiona la base en la isla Decepción, ya sea la dotación de la Armada del buque de investigación oceanográfica "Hesperides"), junto con los técnicos de la Unidad de Tecnología Marina del CSIC (bien gestionando la base de la isla Livingston, bien operando el equipamiento científico de última generación a bordo del Hespérides), y de los propios investigadores científicos que desarrollan sus estudios gracias al apoyo de los otros dos grupos mencionados antes. Solo de esa cooperación es posible obtener el fruto perseguido: hacer Ciencia.
En alguna ocasión usted ha dicho que el Hespérides es únicamente una punta del iceberg de la Campaña. A su juicio ¿cuál es el trabajo más silencioso?
El trabajo silencioso es el tremendo esfuerzo logístico que hace posible que año tras año la campaña antártica española sea un éxito. Lo que no se ve es la imprescindible inversión económica en proporción siete euros en logística por cada euro en ciencia polar. Lo que a menudo pasa desapercibido son las operaciones de apertura, aprovisionamiento y cierre final de las bases para la invernada. Operar en la Antártida es muy costoso, por la necesidad de llevar allí absolutamente todo al iniciar la campaña, por similar necesidad al terminar para extraer todas las muestras obtenidas y las basuras acumuladas, y por la distancia y en las condiciones extremas a la que hay que hay que efectuar los traslados.
¿Y el más complicado?
La planificación. Ser capaces de integrar los movimientos logísticos de casi doscientos profesionales con medios de transporte muy limitados en la zona, con una gran ambición científica que permite abordar proyectos científicos de gran complejidad, empleando el tiempo limitado del verano austral y los pocos recursos disponibles de la forma más eficiente imaginable.
¿Y el más apasionante?
El trabajo más apasionante es el que cada uno desarrolla. La pasión es algo que nace del interior del ser humano, cuando se siente inmerso y parte de algo superior, cuando sabe que todas y cada una de las tareas de ese enorme mecanismo son igualmente necesarias e imprescindibles.
La tripulación del BIO ‘Hespérides’ hace ciencia, logística y también dedica una parte de su trabajo y de su tiempo a la solidaridad. Este año ¿qué tienen previsto hacer?
Desde 2014 la Armada Española, mediante la dotación del "Hespérides", desarrolla un proyecto solidario con la Casa de Acogida de Miraflores en Punta Arenas, Chile. La Casa (antiguo Hogar) es un centro de acogida diurna para niños entre 3 y 10 años en situación de vulnerabilidad, así como para mayores de 60 años autovalentes con algún grado de dependencia leve. Mediante donaciones, principalmente en el área de Cartagena, se traslada hasta Punta Arenas ese fruto de la solidaridad de muchos para aliviar las necesidades de las personas acogidas en Punta Arenas.
Cada año participan ingenieros civiles y militares en la Campaña. ¿Tiene posibilidad de participar en la campaña un joven de los que estudian y egresan de la UPCT? ¿Qué camino debería seguir? ¿Se lo recomienda?
Los ingenieros abundan en la Antártida. Tanto en el sentido de titulación profesional como en el etimológico ("persona con ingenio; que se dedica a la ingeniería"). La investigación en la Antártida es multidisciplinar y a menudo transversal. Es habitual encontrar matemáticos para analizar datos de proyectos diversos, biólogos y geólogos que precisan de desarrollos de ingeniería para obtener sus muestras, meteorólogos apoyando labores técnicas de mantenimiento de instalaciones.... Por supuesto que un joven estudiante universitario tiene cabida en un proyecto de investigación antártica. El camino a seguir puede ser integrarse en un grupo de investigación dirigido por un Investigador Principal con un proyecto aprobado por la Agencia Estatal de Investigación e incluido en el subprograma polar. O bien puede presentar su propuesta de proyecto a esa Agencia, y liderar su propio proyecto. Se lo recomiendo sin ninguna duda. Como poco tendrá la oportunidad de trabajar mano a mano con algunos de los científicos más capaces del mundo en un ambiente único e irrepetible, en un continente que la humanidad ha reservado para la ciencia y el conocimiento.
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de los años que ha participado en esta campaña?
La imponente Naturaleza. La atmósfera pristina, que ofrece unas visibilidades increíbles y un cielo nocturno sin ninguna contaminación lumínica ni ambiental. El silencio roto únicamente por el soplido de las ballenas y el trueno de los glaciares al romperse para verter a la mar. La fauna, fascinante y sin miedo al ser humano.
¿Sería interesante que Cartagena fuese sede del Observatorio Oceanográfico Costero, como una de las instalaciones científicas singulares de España?
El Observatorio Oceanográfico Costero de la Región de Murcia estaba incluido en el Plan de Ciencia Y Tecnología de la Región de Murcia para el periodo 2007-2010, pero nunca se llegó a concretar. Cartagena se barajó como sede de esta ICTS (Infraestructura Científico Técnica Singular), con una posible extensión en La Azohía, con grupos de investigación de la UMU y con grupos de especialistas de la UPCT. Sin duda el empleo y reconversión de alguna de las infraestructuras del litoral cartagenero (se apuntó en su momento a las antiguas baterías militares de San Isidoro y Santa Florentina) supondría una importante apuesta por la ciencia en la Comunidad, y bien podría ayudar en el desarrollo de un sistema de monitorización costera para el Mar Menor. Sería, sin duda alguna, de gran interés.